miércoles, 17 de febrero de 2010

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LOS PRINCIPIOS DE CURACIÓN ROSACRUCES

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Es ya viejo el dicho de que: "la vida del hombre es de pocos días y llena de zozobras"; pero  de todas las vicisitudes ninguna nos afecta más poderosamente que la pérdida de la salud. 

Nosotros podemos perder mucha fortuna o los amigos con relativa ecuanimidad; pero cuando la salud se quebranta y la muerte nos amenaza, hasta los más fuertes vacilan y dándonos cuenta entonces de la impotencia humana estamos más dispuestos a implorar el socorro divino que en otros momentos. Por esta razón el oficio del consejero espiritual ha estado siempre íntimamente asociado con la Curación. 

Entre los salvajes el sacerdote era también "hombre de medicina". En la Grecia antigua, Esculapio era muy buscado por aquellos que necesitaban ser curados. La Iglesia les siguió en sus pasos. Ciertas órdenes religiosas católicas han continuado sus esfuerzos de aliviar el sufrimiento desde su origen hasta los tiempos actuales. En las enfermedades, el "buen padre" solía venir como un representante de nuestro Padre en el Cielo, y lo que le faltaba en habilidad le sobraba en caridad y simpatía, si de veras era un bueno y santo sacerdote y lo demás se lograba por la fe del enfermo en el sacerdocio divino. Los cuidados del sacerdote aplicados al paciente no empezaban, sin embargo, cuando el enfermo estaba en la cama ni terminaban cuando había recobrado la salud. La gratitud del paciente hacia el curador se añadía a la veneración que sentía por el consejero espiritual, y por consiguiente el poder del sacerdote de ayudar y aliviar a sus feligreses enfermos aumentaba enormemente, y el lazo entre ellos era más sólido que es posible que sean cuando los oficios del consejero médico y del espiritual están divorciados. 

No se puede negar que el doble oficio daba a los beneficiados un poder muy peligroso sobre el pueblo y que se han abusado de él en ocasiones. También resulta evidente que el arte de la medicina ha logrado un estado de eficacia que no hubiera podido obtenerse sin una gran devoción aplicada a esta finalidad. Las defensas que ofrecen las leyes sanitarias, la extinción de insectos propagadores de enfermedades y la consiguiente inmunidad, son testimonios elocuentes del valor de los métodos científicos modernos. Así podría parecer que todo iba bien y que ya no harían falta nuevos esfuerzos. Pero en realidad, hasta que la humanidad en su conjunto goce de perfecta salud, no hay ninguna cuestión más importante que la de saber cómo lograr y mantener una buena salud. 

Además de la escuela corriente de cirugía y medicina, que depende exclusivamente de medios físicos para el tratamiento de las enfermedades, existen hoy otros sistemas en los cuales se emplea solamente la curación mental. Todas las organizaciones que se dedican a la "curación mental" y "curación natural" tienen la costumbre de celebrar reuniones públicas de experimentación y de publicar periódicos con testimonios de partidarios reconocidos que han sido tratados con éxito, y si los médicos de la escuela oficial hicieran lo mismo, habría también gran número de testimonios a su favor. 

La opinión de miles de personas es de gran valor, pero no prueba nada, porque otras mil pueden opinar todo lo contrario. Alguna vez un solo hombre puede tener razón y todos los demás del mundo entero no tenerla, como por ejemplo Galileo cuando mantuvo que la Tierra se movía alrededor del sol. Actualmente el mundo entero cree a pies juntillas precisamente aquello por lo cual él fue perseguido como hereje. Nosotros afirmamos que el hombre es un ser compuesto y que por consiguiente los tratamientos son eficaces en la medida que curen defectos en los distintos planos, físico, moral y mental. También mantenemos que es más fácil obtener resultados en ciertos momentos, cuando los rayos de las estrellas son propicios para la curación de una enfermedad determinada, o para el tratamiento con remedios previamente preparados bajo condiciones favorables. 

Es un hecho perfectamente conocido del medico moderno que la condición de la sangre, y por consiguiente la del cuerpo entero, cambia en simpatía con el estado de ánimo del paciente, y cuanto más emplee el médico la sugestión como complemento de la medicina, tanto mas éxito obtendrá. Pero probablemente pocos admitirán el hecho de que tanto nuestra condición mental como la física está dominada por la influencia de los rayos planetarios, que cambian según el movimiento de los planetas. Desde que conocemos el principio de la radioactividad, sabemos que todo el mundo proyecta al espacio innumerables partículas pequeñísimas. La telegrafía sin hilos nos ha enseñado que las ondas etéreas viajan rápidamente y con gran precisión a través del espacio, siendo accionadas por una llave conforme a nuestra voluntad También sabemos que los rayos solares nos afectan de modo distinto por la mañana, cuando nos llegan horizontalmente, que al mediodía cuando son perpendiculares. Si los rayos luminosos del Sol que está moviéndose rápidamente producen cambios físicos y mentales, no es posible que el rayo persistente de planetas de menos movimiento tengan también un efecto?. En el caso afirmativo, son pues factores de salud que no deben ser despreciados por parte de aquellos que quieren curar por métodos verdaderamente científicos. 

La enfermedad es una manifestación de la ignorancia, el único pecado, y la curación es una 
demostración del conocimiento aplicado, que es la única salvación. El Cristo es una encarnación del Principio de Sabiduría y en la misma proporción que el Cristo se forme dentro de nosotros, la salud se restablecerá también. Por esta razón el que quiere curar debería ser espiritual y tratar de infundir altos ideales en la mente del enfermo, de modo que aprenda eventualmente a conformarse con las leyes de Dios que rigen el universo, y así lograr una salud permanente en vidas futuras como en la actual.

Sin embargo la fe sin obras es letra muerta. Si persistimos en vivir bajo condiciones anti sanitarias la fe no nos protegerá contra la fiebre tifoidea. Si aplicamos preventivos apropiados, o remedios en caso de enfermedad, estaremos realmente demostrando nuestra fe por las obras. 

Igual que otras órdenes de Misterios, la Orden Rosacruz también se esfuerza en ayudar a la humanidad para el logro de la salud del cuerpo. Se ha dicho en algunos libros que los miembros de la Orden hacían el voto de curar a los demás gratuitamente. 

Esta afirmación está alterada en cierto modo. Los hermanos legos hacen el voto de socorrer a todos y lo mejor que puedan, sin recibir pago alguno. Este voto incluye la curación, naturalmente, en casos de hombres tales como Paracelso, quien tenía una habilidad especial para ello; por el método combinado de los remedios físicos aplicados bajo una estrella favorable, y consejos espirituales lograba grandes éxitos. Otros no eran aptos para curar, pero trabajaban en otras direcciones, sin embargo, todos eran iguales en un detalle: nunca se hacían pagar por sus servicios y obraban en secreto, sin ruido de tambores ni sonar de clarines. 
del libro "Enseñanzas de un Iniciado", de Max Heindel 




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