miércoles, 17 de febrero de 2010

RETROSPECCIÓN UN MEDIO DE EVITAR EL PURGATORIO - en you tube -


CAPITULO XVI 

EL MÉTODO CIENTÍFICO DEL DESARROLLO ESPIRITUAL 

Segunda Parte 

RETROSPECCIÓN UN MEDIO DE EVITAR EL PURGATORIO 
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En el último capitulo hemos visto que un registro semejante a una película, de toda nuestra vida desde la cuna hasta la tumba, está inscrito en un pequeño átomo en el corazón por la acción del éter que inhalamos con cada respiración, y que lleva consigo una imagen del mundo exterior en el cual vivimos y nos movemos actualmente. Esto forma la base de nuestra existencia después de la muerte, y el recuerdo de las malas acciones se borran de allí en una experiencia penosa purgatorial, causada por el fuego del remordimiento, y que cauteriza al alma a medida que las imágenes de sus malas acciones pasan ante su vista, con el efecto de que esta alma estará menos dispuesta a obrar mal en las vidas futuras. La reacción de las imágenes representando acciones buenas es una alegría celestial, cuyo recuerdo subconsciente inducirá en vidas posteriores al alma a hacer más bien todavía. Pero este proceso es necesariamente lento y puede ser comparado a la manera de funcionar de la rueda del antiguo molino. Sin embargo, este es el camino designado por la naturaleza como enseñanza para la humanidad, para que aprenda a andar con cuidado y a cumplir sus leyes. 
Por medio de este proceso lento la mayor parte de la humanidad está evolucionando gradualmente del egoísmo al altruismo, y aunque este método sea excesivamente lento, parece ser el único a propósito para que ésta pueda aprenderlo. 
Hay otra clase de personas que han apercibido el destello de una visión y han visto en el lejano porvenir una humanidad gloriosa, expresando todos los atributos divinos y viviendo una vida de amor y paz. Esta clase de individuos dirige el arco de su aspiración a las estrellas y está tratando de lograr en una o unas cuantas vidas lo que sus hermanos obtendrán después de centenares de encarnaciones. Igual que hicieron los ingenieros para el encauzamiento de las aguas y la transmisión de la electricidad, estas personas buscan métodos científicos que les eviten la pérdida de tiempo y energía que supone el lento proceso de la evolución, y que las capaciten para efectuar la gran labor del desarrollo propio de un modo científico y sin pérdida de energía. Este era el problema que los antiguos Rosacruces se habían propuesto resolver, y habiendo descubierto este método, ahora lo enseñan a sus fieles discípulos, para el eterno bien de todos los que aspiren y perseveren. Así como los ingenieros que se proponían mejorar la antigua rueda de molino y efectuar la transmisión de la electricidad a gran distancia, lograron su objeto estudiando en primer lugar los efectos y defectos del proyecto primitivo, así también los Hermanos Mayores de los Rosacruces han estudiado primeramente, por medio de su vista espiritual, todas las fases de la evolución humana corriente en el estado después de la muerte, y también en el mundo físico, para que pudiesen determinar cómo a través de muchas vidas se logra poco a poco el progreso. También han estudiado todos los signos y símbolos que durante todas las edades han sido dados a la humanidad como ayuda para el crecimiento del alma, y especialmente el Tabernáculo en el Desierto, el cual, como dice San Pablo, era una sombra de cosas mejores que habían de venir, y ellos encontraron el secreto del crecimiento del alma en las distintas aplicaciones y ritos usados en aquel antiguo lugar de adoración. Como las escenas del panorama de la vida que pasan ante la vista del alma después de la muerte causan un sufrimiento en el purgatorio que limpia al alma del deseo de repetir las ofensas que habían producido estas imágenes, así la sal con la cual las ofrendas en el altar de los sacrificios quemados en el Tabernáculo en el Desierto fueron  frotadas antes de ser colocadas en el altar y el fuego por el cual fueron consumidas, simbolizaban un doble sufrimiento de quemadura, semejante a aquel que el alma nota en el purgatorio. Confiando en el axioma hermético: "Como es arriba, así es abajo", ellos establecieron y determinaron que el método de la Retrospección está en armonía con las leyes cósmicas del crecimiento del alma, y puede efectuarse día tras día lo que la experiencia purgatorial hace sólo una vez en una vida entera, es decir, limpiar al alma del pecado por medio del fuego del remordimiento. 
Pero cuando decimos "retrospección", sucede a menudo que la gente dice: "Esto precisamente lo enseñan otras asociaciones religiosas y yo lo he practicado toda la vida; yo examino mis actos del día todas las noches antes de acostarme". 
Hasta aquí está bien. Pero esto no basta. A fin de hacer este ejercicio científicamente es preciso seguir el proceso de la naturaleza, como lo hizo el electricista cuando deseaba aislar a la corriente eléctrica del suelo y encontró que el vidrio, la porcelana y la fibra vegetal obraban como obstáculos a su paso. En cada caso particular debemos conformarnos al proceso de la naturaleza en sus métodos para lograr el crecimiento del alma. Cuando estudiamos la expiación en el purgatorio, encontramos que el panorama de la vida se despliega al revés, desde la tumba hasta la cuna, y que las escenas pasadas en el final de la vida son las primeras sometidas a la expiación, y que las de la juventud son las últimas. Esto es así para demostrar al alma cómo ciertos efectos en la vida fueron producidos por causas engendradas en épocas anteriores. De igual modo, el método científico del desarrollo del alma requiere que el aspirante examine su vida cada noche antes de dormirse, empezamos con las escenas vividas en las últimas horas de la noche antes de acostarse, y procediendo gradualmente en orden inverso hacia las cosas acontecidas por la tarde, luego las que ocurrieron en la mañana y así hasta el momento de despertar. Pero además, y esto es muy importante, no es suficiente examinar solamente estas escenas de un modo superficial y admitir que uno lo siente mucho cuando llega a una escena. donde ha sido poco bondadoso o injusto con otra persona. En este caso el símbolo contenido en el altar de ofrendas de sacrificios nos ofrece una instrucción especial; lo mismo como las ofrendas para el sacrificio fueron frotadas con sal, la cual, como es sabido, quema y duele excesivamente cuando se frota con ella una herida, y lo mismo como el fuego tal como era aplicado en el altar de las ofrendas para el sacrificio, consumía a las mismas ofrendas, así también el aspirante al crecimiento del alma debe darse cuenta de que él es a la vez sacerdote y sacrificio, el altar y el fuego que arde en él; él debe dejar que la sal y el fuego del remordimiento produzcan en su corazón una profunda contrición, pensando en todo el daño que haya causado, porque únicamente semejante manera radical de tratar el asunto podrá borrar el recuerdo del átomo simiente en el corazón y dejarlo limpio. Y si no se procede así, nada se habrá logrado. Pero si el aspirante al desarrollo científico del alma logra intensificar suficientemente este fuego del remordimiento y de la contrición, entonces el átomo-simiente quedará limpio de los pecados cometidas día tras día durante la vida, y hasta las cosas que han acontecido antes de iniciarse en semejantes ejercicios desaparecerán gradualmente ante este fuego purificador, de modo que al final de la vida cuando el cordón plateado haya quedado roto, el aspirante se encontrará con que no hay ningún panorama de la vida que pueda llamarle la atención, tal como todas las personas en general lo tienen que presenciar, por no haber tenido la suerte de conocer este método científico. El resultado es entonces que en vez de tener que pasar en la expiación purgatorial un periodo de tiempo aproximadamente equivalente a la tercera parte de la vida en el cuerpo denso, el que constante e inquebrantablemente practica este método se encuentra completamente en libertad en el mundo invisible, no ligado por las limitaciones que encierran a los demás, y por esta razón libre para emplear todo su tiempo en el servicio de la humanidad que sufre. 
Pero hay una gran diferencia entre las oportunidades de allí y las de aquí; en este mundo físico una tercera parte de nuestra vida es absorbida por el descanso y la restauración, otro tercio es empleado en el trabajo para las necesidades físicas, y solamente el último tercio está a nuestra disposición para la recreación o el crecimiento del alma. En el Mundo del Deseo esto es distinto; los cuerpos en los cuales funcionamos después de la muerte no necesitan ni alimento ni vestiduras, ni aposentos; no están tampoco sujetos al cansancio, de modo que en vez de emplear las dos terceras partes del tiempo como aquí en cuidados del cuerpo físico, allí el espíritu es libre de emplear sus instrumentos durante las veinticuatro horas del día. Por esta razón el tiempo economizado en el mundo invisible por haber vivido nuestro purgatorio día tras día es el equivalente de aquella porción de una vida terrestre entera que uno emplea en el trabajo. Así durante todo el tiempo economizado de esta manera no es preciso pensar u ocuparse en nada más que en la manera de hacer avanzar la evolución y de ayudar a nuestros hermanos más jóvenes y menos afortunados. De este modo cosechamos una gran cosecha y obtenemos un mayor crecimiento del alma en aquella existencia después de la muerte, que lo que sería posible en varias vidas ordinarias. Cuando renacemos entonces nos encontramos con todos los poderes del alma así adquiridos, y mucho más adelantados en el sendero de la evolución que hubiera sido posible si nos hubiésemos encontrado en circunstancias ordinarias. 
Es también conveniente hacer constar que mientras otros métodos de desarrollo del alma descritos y enseñados por otras escuelas llevan consigo peligros que algunas veces pueden volver locos a los que los practican, el método científico de desarrollo del alma recomendado por los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz no puede sino beneficiar a los que lo practican y es imposible que nunca pueda causar el menor daño a nadie. También podemos decir que hay otros recursos y ayudas que no han sido mencionados aquí y que son comunicados a aquellos que han probado su valor por su persistencia, y aunque éstos no estimulan directamente la evolución de la vista espiritual, ésta será cultivada en todos aquellos que lo practiquen con la necesaria y leal persistencia. 

del libro "Enseñanzas de un Iniciado", de Max Heindel

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